MIEL: EL ANTIBACTERIAL NATURAL

La miel funciona como un antibacterial de forma eficaz.

Los numerosos beneficios de la miel son conocidos por muchos, aunque quizá lo que sigue siendo algo desconocido para la mayoría es por qué la miel resulta ser un antibacteriano tan eficaz para el ser humano. Ante un escenario en el que muchos medicamentos y antibióticos tienen que combatir con bacterias cada vez más resistentes, la miel se ha convertido en uno de los remedios más recomendados por los especialistas para hacer frente a infecciones bacterianas.

 Sus beneficios son innumerables: ayuda a estimular el sistema inmunológico, ayuda en la digestión y pérdida de peso, e incluso aliviar los síntomas del resfriado, entre muchas otras ventajas.

 La miel es aproximadamente 17% de agua y el resto se compone de dos tipos de azúcar, fructosa y glucosa, las cuales su función es atraer el agua. Cuando una bacteria entra en el cuerpo, la miel funciona aspirando directamente el agua de ese organismo invasor, provocándole la inutilización.


Su alta concentración en azúcar hace que tenga capacidad para matar las bacterias a través de un proceso denominado ‘ Lisis osmótica’. Otros factores que hacen a la miel sea un perfecto antibacteriano son el peróxido de hidrógeno y el metilglioxal, dos potentes 'armas' contra las bacterias.

Pero eso no es todo. La miel tiene un pH de 3,5 aproximadamente, un entorno ácido que favorece la ralentización del crecimiento bacteriano y también Defensina-1, una proteína que actúa contra las bacterias que es producida por las abejas y añadida por las mismas a la miel.



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